martes, 4 de abril de 2017

EL PATIO DE LA COSTURERA

El patio de la costurera
Entrecerraba las puertas del patio cada tarde. Sentada en la mecedora que heredó de su abuela cubría ambos ojos con la sombra de los párpados y ahí se empezaban a tejer sueños de color ámbar. El viento mecía la mecedora y su cuerpo. Los dedos de sus manos trenzaban su delantal. Colgaban hilos de color negro de su falda y en el suelo descansaban retales. Las agujas acomodadas en un sólo carrete de hilo suspiraban un breve descanso. El sol se dejaba entrever y cubría sus piernas en el patio de la costurera.

Héctor Tronchoni